lunes, 1 de noviembre de 2010

Del París oculto (apuntes, # 1)

{Publicado en este blog el 3 de abril de 2008.)
Al Miqui de Miami. (O tempora, o mores, nota a día de hoy.)
Ya el nombre de París (Paris) le ha dado materia de ensoñación a los "ocultistas" ( aquellos que presentan un tipo de conocimiento pero no revelan sus fuentes, las "ocultan"). Pretenden que el nombre de la ciudad es "Par Isis", para Isis, pues en los tiempos galo-romanos la diosa egipcia era bastante fundamental en el mundo de creencias. Desde luego, ahí se asentaba la tribu de los "Pariisi", o "Parisi", que le dió su nombre, pero para los adeptos a este tipo de tradición las coincidencias son la confirmación.
Que París haya sido construida sobre un terreno "pantanoso" -debido al río Sena y sus islas- es otro motivo de especulación, en este caso alquímica.
Lo cierto es que dicen que la forma de la Isla de las Vacas era en ese tiempo fundador la de la Barca de Isis. Y que luego hayan llamado a la Isla como de las "vacas" re-afirma a los adeptos, puesto que la diosa-vaca es Isis-Hathor. Hoy ese islote es parte de la Isla Saint-Louis, que continúa a la Île de la Cité, donde nació París.
Uno de los arcanos de París es el del alquimista Nicolas Flamel, que vivió en el siglo XIV. Se cree que hizo mucho oro, pues de la noche a la mañana se enriqueció y destinó buena parte de ese dinero a los pobres, dándoles albergue y comida. Aducen que está enterrado bajo la Tour Saint-Jacques (en la foto), la Torre abolida de Nerval. Una de las calles que desemboca en la Tour lleva su nombre, vivía muy cerca. De la Tour partían las peregrinaciones a Santiago de Compostela y Blaise Pascal efectuó uno de sus célebres experimentos ahí (les debo especificarlo, que estoy escribiendo de memoria): "ocultismo" y ciencia no están reñidos.
El Renacimiento será el momento de los magos, con el conocido Cornelius Agrippa.
Todo este fermento previo (ya contenido en lo "pantanoso" de la ciudad) se disparará en los siglos XVII y XVIII. El ambiente de los iniciados europeos, y buena parte de las sociedades secretas que entonces comenzaron su camino, eligió a París como punto de cita, o al menos de referencia. El conde de Saint-Germain es uno de esos "personajes misteriosos" que acaso fue parisino. Por cierto, en la creencia a la que se le otorga su autoría, el lugar que posee la isla de Cuba es privilegiado como un "templo". (No conozco nada más del asunto, desde luego, pero agregaría que, de ser así, alguna inversión diabólica tiene que haber ocurrido para que nuestra pobre isla tenga ese destino tan trágico e irresoluto por un buen rato.)
Personalmente, lo que más me intriga es justo tal siglo XVIII, que dió lugar a la, ya sé que ustedes me van a decir "y dale de nuevo!", Revolución francesa. Sí, los masones -innegable y, además, evidente en cada intersticio visual- , pero tal vuelta patas arriba del mundo no salió de "coincidencia" alguna. Quienes en verdad "tomaron el cielo por asalto" fueron los creadores de la RF y no los de la Comuna subsiguiente que decía Marx el malo. ¿Por qué tanta arrogancia?
Guillotin pertenecía a la Logia de las Nueve Hermanas, y Cabanis también. Mirabeau fue iniciado en los Iluminados de Baviera, y se carteaba con Cagliostro.
Por supuesto que no voy a mencionar a templario alguno, pero lo cierto es que las metáforas que algunos les han atribuido a su ascenso y caída muestran al menos una justicia poética bastante parisina. Con ello comenzaré la segunda parte de estos apuntes.

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