lunes, 1 de noviembre de 2010

¿Por qué quieren ocultar la colaboración con Hitler del Gran Muftí de Jerusalem?

(Publicado en este blog el 28 de octubre de 2009.)
No sólo logran censurar novelas, libros, obras de teatro, quitar las "caricaturas danesas" de un estudio académico sobre las mismas (en Yale University Press, anunciado hace poco.) No sólo logran que se retiren ciertos libros de bibliotecas universitarias, como leía el otro día, especialmente si lo solicita un rico "donor" saudita.
Logran también ahora la censura de una exposición, en el Werkstatt der Kulturen (Centro Multicultural) en Berlín. La exposición, "El Tercer Mundo durante la Segunda Guerra mundial", dedicaba tres paneles de sus 96 a mostrar cómo el Gran Muftí de Jerusalem, Al-Husseini, fue un aliado de Adolf Hitler, un hecho histórico ampliamente conocido. (Pueden ver mis posts, aquí y aquí.)
El curador de la exposición, Karl Rössler, se ha indignado y ha calificado la censura a su trabajo como "escandalosa".
¿Por qué la directora del centro, Philippa Ebéné, quiso esconder lo que se sabe, que el Gran Muftí, de quien Arafat orgullosamente se decía descendiente, colaboró con los Nazis?
Resulta así que la censura del islamismo no es sólo "ideológica" o religiosa sino que ahora se extiende a la historia. Por este camino, ya veremos el día, acaso no muy lejano, en que se oculten las primeras victorias de los cruzados, la derrota a cargo de Charles Martel en la batalla de Poitiers, o las dos derrotas infligidas por los Habsburgos ante las puertas de Viena, o incluso la batalla de Lepanto.
Motivos políticos aparte, ello forma parte de la mentalidad islamista fantasiosa que niega la realidad.
Ebéné, a su vez, negó que hubiese realizado un "acuerdo" con la comunidad musulmana de Alemania. ¿Por qué entonces censuró la exposición? “¿Out of the blue"?
El alcalde del distrito de Berlín donde se planeó originalmente la exposición fue digno, al estimar que el retiro de los paneles "conflictivos" es un signo de "obediencia anticipatoria para evitar protestas probables", y no considera que "esta posición sea buena".
Del mismo modo que el director de la Yale University Press decidió no publicar las "caricaturas danesas" en un libro sobre ese "affaire", anticipándose a las "protestas" y a que no quería "tener sangre en sus manos", ahora le habrían temido a las reacciones aireadas de algunos musulmanes. Pero el asunto es peor, aunque sea igualmente inadmisible: las caricaturas remiten a la libertad de expresión y pensamiento; la exposición en controversia, a la realidad histórica.
¿Quién se atreve en Alemania a censurar una exposición donde se muestren a las cámaras de gas y a los campos de exterminio del Holocausto? Nadie.
Sin embargo, se ha censurado lo que señalaba la entente de Al-Husseini con el Führer.
¿Es que le tuvieron más miedo a las "protestas" de los musulmanes que a sus fantasmas de culpabilidad y al peso del crimen cometido contra el pueblo judío por el nacionalsocialismo alemán?
En Alemania, como en otros países, negar el Holocausto es un delito, porque no se trata de "creer" o no en él, ya que no es un asunto de fe (para eso está la religión) sino un hecho histórico, real.
Pero aparentemente ciertos grupos de "presión" musulmanes han conseguido que se intente negar otro acontecimiento factual, en este caso la alianza del Muftí con los Nazis.
Aunque, desde luego, la razón no es porque sientan "vergüenza" de ello.

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