lunes, 1 de noviembre de 2010

De Austerlitz, con amor

(Publicado en este blog el 11 de junio de 2009.)

Austerlitz, 12 frimaire an XIV (3 de diciembre de 1805) {el dìa siguiente de la batalla}

Mi hermano, después de algunos dìas de maniobras, he tenido ayer una batalla decisiva. He derrotado el ejército aliado, comandado en persona por los dos emperadores de Rusia y Alemania.(...) Todo el ejército se ha cubierto de gloria, excepto el primer batallòn de tu regimiento que abandonò delante de una carga de caballerìa.
(Napoléon no puede dejar de regañar a su hermano José.) Pero enseguida suaviza: Es la falta de ese incapaz jefe de batallòn y del capitàn de granaderos. Me estoy informando sobre ello.
Luego pasa a describirle sucintamente la batalla, para darle esta orden-"recomendaciòn": Puedes hacer imprimir este anàlisis de las noticias sin decir que son extractos de esta carta mìa a tì, lo cual no es conveniente.
El gran jefe de propaganda, no sòlo de guerra, pese a la victoria rotunda y apabullante, una de las màs brillantes de toda la historia militar, se preocupa hasta en el màs mìnimo detalle de la imagen que se darà de la misma, que sòlo él puede hacer, segùn su creencia que tiene que ocuparse de todo.
En las cartas desde Austerlitz, no solamente a su hermano José, este cuidado propagandìstico es ciertamente una constante, como siempre lo fue chez Napoléon, en cualquier momento.
La propaganda polìtica moderna le debe mucho.
A Josefina, le escribe el mismo dìa: Estoy un poco cansado. He vivaqueado 8 dìas en pleno aire. Esta noche voy a dormir en el castillo del prìncipe Kaunitz, solamente dos o tres horas.
Meses antes, en campaña aùn, le hacìa chistes a Josefina, incluso si ella ya no le era infiel, diciéndole que podìa regresar en cualquier momento, sorpresivamente en la noche, esperando no molestar a sus "amorosos".
Le escribiò varias cartas a Josefina, pleno de orgullo, marido enamorado, por tanto que habìa logrado en esa batalla, pero Josefina, fiel todavìa a su costumbre de no contestarle con frecuencia, como durante la campaña de Italia (cuando si tenìa amantes), es morosa; nada parece admirarle.
Napoléon cambia entonces de tàctica con ella:
Gran Emperatriz, ni una carta de usted después de su partida a Strasbourg. Usted ha pasado por Baden, Stuttgart, Munich, sin escribirme ni una palabra. Eso no es amable. Estoy todavìa en Brno. Los rusos ya se fueron. Podrìa usted tener la amabilidad, desde lo alto de sus grandezas, de ocuparse un poco de sus esclavos.

El hombre que tiene el mundo a sus pies, le dice a Josefina que es un esclavo suyo, uno de ellos... Es una de las màs bellas cartas de amor jamàs escritas.

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