lunes, 1 de noviembre de 2010

De cómo la Stasi incidió en convertir a Alemania Occidental en un país "progresista"

(Publicado en este blog el 27 de mayo de 2009.)

(Gracias a Jorge A. Pomar, el Abicú Liberal.)


En 1967, había una manifestación en Berlín occidental en contra de la visita del Shah de Irán, Reza Pahvlevi (que Dios lo tenga en su gloria). Un manifestante, Benno Ohnesorg, sensible lector de poesía, sin armas, fue matado, de un balazo en la cabeza, por la espalda, por un oficial de policía de Alemania Occidental, Karl-Heinz Kurras. Fue llamado "el disparo que cambió la República", pues justificaría el movimiento del 68 que le siguió, y la Fracción del Ejército Rojo (¿recuerdan a estos terroristas sangrientos?) se envolvió en la bandera de Ohnesorg. Todo este movimiento de protesta cambió a Alemania (entonces la República Federal): de ser un país conservador, lo puso en el camino de la cierta "progresía" que aún exhibe. Schade.
Resulta que ello fue el producto de la Stasi, la policía secreta de Alemania del Este (quien tanto contribuyó a formar a la Seguridad cubana).
Se ha revelado, tras hurgar en los archivos de la Stasi, que el policía asesino era un espía de la misma. Aún si la Stasi deshizo a trocha y mocha en Alemania (uno de los escándalos más sonados fue el de una cercana colaboradora del canciller Willy Brandt, del SPD, los social-demócratas, un partido cuyo origen remite a Karl Marx), los periódicos alemanes han dicho: "No podemos creerlo". Pues sí, que las pruebas exigidas por Santo Tomás de Aquino ("verlo para creerlo") existen.
Kurras, el agente provocador, el "fascista asesino", se había presentado a los 16 años, en 1944, como voluntario para el servicio militar de la Alemania nazi. Luego se hizo miembro del Partido Comunista de Alemania oriental, y comenzó en la Stasi. Su trabajo, en ella, era permanecer como policía de la Alemania "capitalista". El hombre que trató de desestabilizar a ésta, y lo logró, ha expresado en entrevista reciente: "Sí, fuí de la Stasi, ¿y qué?" De voluntario del ejército nazi a ferviente comunista, lo cual tiene que ser todavía. (Intuyo que esta senda de reconversión de los Nazis en comunistas, en Alemania del este, fue probablemente moneda corriente. Con la habitual hipocresía y los medios de inversión que utilizan el totalitarismo de izquierda, acusaban sin cesar a la República federal de ser un "nido de Nazis", cuando ésta fue sometida a un proceso de desnazificación por los Aliados que no fue patente en la Alemania "buena", bajo la férula de los soviéticos.)

--Del "fascismo" ¿corriente?

Quizás lo que más escandalice ahora a quienes profieren: "No podemos creerlo", es que el "fascista" denostado haya sido en realidad un comunista, y además, un espía de la Stasi, con tareas concretas que dieron resultado. Como si hubiera un largo trecho entre los denominados "fascistas" y los comunistas.
Creo que ayer se hablaba en este blog de "antifascismo". Well, es un término creado por los comunistas soviéticos, en los tiempos pertinentes. Fue otro de esos típicos procesos de inversión que los caracterizan. El fascismo, es el de Mussolini. El nacionalsocialismo de Hitler, el nazismo, fue ello.
La formación intelectual de Benito (por Juárez) Mussolini le debió mucho, como la de los bolcheviques, a la Revolución francesa, e incluso a Gracchus Babeuf, tan alabado por Marx. Mussolini, como los comunistas, como Babeuf, pretendía construir un "hombre nuevo".
No es sino a partir de 1936 que el régimen fascista de Mussolini va hacia el totalitarismo. Sin embargo, Raymond Aron estimaba que el régimen de Mussolini no fue jamás totalitario. Eso sí, siempre el Duce lo concibió como un "movimiento revolucionario".
Los totalitarismos más graves, los realmente mortíferos, que practicaron los exterminios masivos, el judeocidio, fueron el nazismo y el comunismo.
Como recuerda Jean-François Revel, "los stalinistas antifascistas no eran más demócratas que los fascistas antistalinistas".
Fue en 1934 que se creó un frente unido de la izquierda contra el fascismo. La URSS pretendía echar un velo sobre la realidad del comunismo y sobre sus crímenes. Entre 1934 y 1939, Moscú afina su política del "frente unido antifascista", con tal de que el "peligro fascista" los excusara. Así, metieron en la misma categoría al fascismo y al nazismo, y hasta Franco. Amalgamaron en la palabra "fascista" a los verdaderos, la hicieron sinónima de "Nazi", y la utilizaron para designar a los regímenes autoritarios de derecha. Con ello buscaban los soviéticos ponerse en la compañía de las democracias, en la Segunda Guerra mundial. En nombre del "antifascismo", había que aceptar al totalitarismo comunista, redimirlo, como si la palabra fuera un "hocus pocus". Y el nazismo pasó a ser "fascismo". Cuando en realidad, de quien era más pariente cercano el nazismo era del comunismo que del fascismo. Fue por esto que realizaron esta operación, que hélas, todavía subsiste en la tradición de la izquierda radical.
Y, ah, qué "curioso". Stalin, que ayudó a Hitler a ganar las elecciones de 1933, consideraba que los "fascistas" de veras eran los social-demócratas alemanes.

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